Declaración de fe

ASPECTO TEOLÓGICO

LA BIBLIA

Las Sagradas Escrituras están formadas por 66 libros agrupados en dos divisiones principales (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento).

La Palabra de Dios fue escrita por hombres inspirados por Dios mismo. Es infalible en sus escritos originales de griego, arameo y hebreo.

Es el registro de la revelación que Dios hace de sí mismo, de su mente y su voluntad para con los hombres

La Biblia ya fue completada y no necesita de agregados.

Es la única regla infalible y autosuficiente de fe y práctica para que el hombre entienda y encuentre el camino de la salvación, aprenda a adorar a Dios correctamente y a vivir en este mundo desplegando una conducta piadosa y llena de amor.

2 Pedro 1:21; Juan 5:39; 1 Corintios 15:3,4; 2 Timoteo 3:15-17; 1 Juan 5:13.

LA TRINIDAD

El Dios Eterno se nos revela a Sí mismo, como Padre, Hijo, y Espíritu Santo, con actividades personales distintas, pero sin división de naturaleza, esencia o ser. Es co-eterno en su ser; co-idéntico en su naturaleza; co-igual en poder y gloria, y posee los mismos atributos.

Es Amor, Santo, Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente.

Mateo 3:16,17; 28:19, 20; 1 Pedro 1:2; 1 Juan 5:7; Juan 4:24; 1 Juan1:1-4; 4:8; 1 Pedro 1:16; Éxodo 6:3; Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:6; 2 Corintios 13:14.

Padre

Creador, Sustentador y Señor del Universo. Recibe nuestras oraciones. Protege a los creyentes.

Génesis 1:1; Isaías 44:8; Hechos 17:24,25.

Hijo

Cristo es el Hijo eterno de Dios.

En su encarnación como Jesucristo, fue concebido del Espíritu Santo y nació de María siendo virgen.

Habiendo tomado sobre sí mismo las necesidades y las demandas de la naturaleza humana, se identificó totalmente con la humanidad y siendo sin pecado, murió por los pecadores, resucitó y fue exaltado por Dios.

Por todo esto es el único camino, el único mediador entre Dios y los hombres, y el único nombre en que podemos ser salvos.

Romanos 9:5, 14:9; Filipenses 2:6-9; Juan 3:16; 1 Timoteo 2:5; 1 Corintios 15:3-8; Hebreos 1:2, 3, 8; Hechos 4:12; Juan 1:1,14; Isaías 9:6; 1 Juan5:20; mateo 1:20-25; 1 Juan 3:5; Efesios 5:2.

Espíritu Santo

Él inspiró a los santos hombres de la antigüedad para que escribieran las Escrituras.

Es una persona divina distinta del Padre y del Hijo, incorpórea, pero real por poseer todo aquello que constituye una personalidad, capaz de pensar, sentir y determinar.

Las Escrituras le aplica atributos de Dios: Eternidad, Omnisciencia, Omnipotencia, Omnipresencia y a quien se le confiere igualdad de majestad y rango.

Su función actual es consolar, dar a conocer la persona y la obra de Cristo, enseñar las verdades de Dios, convencer de pecado, justicia y juicio, conducir a la Iglesia en el mundo, capacitar e investir de poder al creyente para el servicio a Dios.

Exalta a Cristo, convence de pecado a las personas, efectúa la regeneración, sella en el momento de la conversión, morando eternamente en ellos; cultiva el carácter cristiano; conforta a los creyentes y les otorga los dones espirituales por medio de los cuales ellos sirven a Dios a través de su Iglesia.

El Espíritu santo da poder al cristiano y a la Iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.

Salmos 139: 7-10; Mateo 28: 19; Lucas 1:35; Juan 14:16-26; Hechos 13:2-7; Romanos 5:5, 8:26; 1 Corintios 2:10-13, 12:3-11; Efesios 1:13-14, 4:30. Hebreos 9:14; 15:26; 16:5-15, 2 Pedro 1:21.

LOS ÁNGELES

Los ángeles son seres creados por Dios para servicio de los creyentes. Fueron creados durante los primeros seis días de la creación.

Los ángeles no tienen los atributos de Dios. No pueden estar en varios lugares a la vez.

Los demonios son ángeles que se rebelaron contra el Creador siguiendo a Lucifer, el ángel que incitó la rebelión.

Satanás (Lucifer, diablo) es el gran enemigo de Dios y del hombre.

La Biblia lo describe como acusador, malvado, homicida, mentiroso, pecador, príncipe de este siglo, con poder sobre el reino de la muerte.

Intenta neutralizar los efectos del evangelio, cegando las mentes de los hombres, para que la luz de la gloria de Cristo no resplandezca sobre ellos.

Para contrarrestar la obra de Dios, Satanás introduce entre el pueblo de Dios aparentes cristianos para corromperlo con falsas doctrinas, tentaciones enemistades, dudas, etc.

Dios provee una completa armadura para los santos, a fin de que puedan resistir a Satanás y a sus artimañas, no pudiendo tocarles, excepto en lo que Dios el Padre permita.

Satanás es ya un enemigo vencido por Jesús en la cruz, en cuyo nombre el cristiano se apropia de esa victoria. Por lo tanto no debe temerle.

Génesis 3:1-6; Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:2-7; Zacarías 3:1; Mateo 13:19, 38, 39; Juan 8:44; Efesios 1:15-21; 2:4-7; 6:11-12; Colosenses 2:13-15; 6:10-18; Hebreos 1:14, 2:14; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8; 1 Juan 3:8, 14:30.

ASPECTO ANTROPOLÓGICO

EL HOMBRE

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de facultades intelectuales, morales, espirituales y sin pecado.

Recibió autoridad para señorear la tierra y todo lo que en ella hay.

Estaba sujeto a la ley del Creador, sin embargo libre, pudiendo pecar o no.

La transgresión voluntaria y deliberada de los límites divinos, introdujo con la caída la muerte física y espiritual que pasó a todo género humano, de manera tal que todos los hombres son pecadores bajo justa condenación.

El ser humano como pecador sin arrepentimiento, está irremediablemente perdido y que es totalmente inhábil para salvarse. El hombre NO puede librarse de los pecados haciendo toda obra de bien, cumpliendo cualquier penitencia, realizando cualquier rezo, realizando algún ritual, cumpliendo alguna promesa o por cualquier otro medio.

Génesis 1:26,27, 2:19,20; Romanos 3:10, 23; San Juan 3:16-21; 2° Pedro 3:9.

LA SALVACIÓN

El hombre necesita perdón. La salvación es personal. Dios otorga la salvación por gracia en forma instantánea a quien se arrepienta de sus pecados.

Se recibe solo por fe en Jesucristo y su obra expiatoria; muerte, resurrección y exaltación.

La salvación incluye perdón y limpieza de pecados, la implantación de una naturaleza nueva y seguridad de la Vida Eterna.

La salvación no depende de nuestras obras sino de la obra consumada de Cristo en la Cruz. Al ser así, siendo regenerados fuimos sellados por el Espíritu Santo que es la certeza de que estaremos en la presencia de Dios y nuestra salvación no corre riesgo de perderse. Bajo ningún punto de vista.

Sin embargo creemos que las buenas obras deben adornar la vida del cristiano, si bien no se obtiene la salvación a través de ellas, la Biblia pide que se demuestre que somos salvos a través de ellas.

Es urgente que todo pecador se arrepienta ahora mientras hay tiempo y reciba por fe a Jesucristo como Señor y Salvador. Ya que una vez que la persona muere, ya no tiene posibilidades de ser salva.

Juan 3:16; Romanos 5:1, 2, 15; Romanos 6:23; 1 Timoteo 2:3; Hechos 3:19, 4:12; Efesios 2:8-10; Tito 3:5, 8, 14; Hebreos 10:11-14; 1 Juan 1:7. Colosenses 1:10; Hechos 3:19; Juan 1:12.

LA META DEL CRISTIANO

Glorificar, exaltar, alabar, adorar y servir a Dios.

El Espíritu Santo que mora en el creyente produce un progresivo apartamiento del pecado, madurez espiritual y obediencia a la Palabra de Dios hasta llega a la plenitud del modelo divino, que es Jesucristo.

Dios da dones espirituales a todos los creyentes para la edificación del cuerpo de Cristo, es decir la iglesia. Estos dones espirituales son “repartidos” por el Espíritu Santo en su total y plena soberanía.

Cada oración de cada creyente es respondida por Dios. De esta forma cada cristiano ejerce su propio sacerdocio, sin la necesidad de ningún intermediario humano. Dios responde de acuerdo a su voluntad soberana y propósitos eternos.

Todos los creyentes son llamados a una vida de separación de toda práctica pecaminosa, teniendo como herramienta la confesión, acorde a los principios y pautas éticas, espirituales y morales de la Palabra de Dios, expresados en ella con toda claridad.

Filipenses 1:13,14; 1 Tesalonicenses 3:12,13; 5:23; Juan 17:17,19; 2 Pedro 1:13,16, 3:11,18; Hebreos 12:14; 2 Corintios 3:18, 7:1; Efesios 4:11-16. 1 Corintios 12:1-31;  2 Crónicas 7:14; Marcos 11:24; San Juan 14:14; 1 Tesalonicenses 4:3; Romanos 12:1; 1 Juan 1:9; 2:1; 5:2-3.

ASPECTO ECLESIAL

LA IGLESIA UNIVERSAL

 La conforman todos los redimidos por Jesucristo, que han sido regenerados por el Espíritu Santo, que creen y practican las enseñanzas del Evangelio, procuran vivir en santidad y esperan al Señor Jesucristo en su pronta y Segunda Venida.

La Iglesia es imperecedera y ha sobrevivido a todos los ataques del enemigo.

Su misión es cumplir la Gran Comisión y su propósito es adorar a Dios y edificar a los creyentes.

Todos los integrantes son iguales en privilegios y obligaciones.

Cristo es la cabeza exclusiva de la Iglesia y no existe un delegado especial para relacionarnos con Dios.

Es impropio que la mujer cristiana ejerza autoridad o liderazgo sobre el hombre en el ejercicio de la oración pública, la predicación y las enseñanzas en los cultos mixtos. Pero si tiene la posibilidad de enseñar, predicar, alabar y servir en los demás cultos, en su hogar y en la sociedad.

Mateo 16:15-18; 28:16-20; Hechos 2:46,47; Efesios 1:22,23; Colosenses 1:18.1 Corintios 14:34,35; 1 Timoteo 2:11,12; 1 Corintios 11:1-16;

LA IGLESIA LOCAL

Es el cuerpo de Cristo, viviente, organizado, visible, de creyentes renacidos, bautizados escrituralmente, asociados por un mismo orden, fe y propósito de evangelización, adoración, comunión, servicio y edificación.

Cada Iglesia es autónoma pero interdependiente con aquellas que tienen unidad doctrinal  y debe ser libre de interferencia de toda organización o autoridad eclesiástica o política. La misión de la Iglesia es la evangelización de la humanidad, hacer y bautizar discípulos y establecerlos en esta u otra iglesia local.

El gobierno congregacional es ejercido por un concejo de Ancianos, quienes habiendo sido reconocidos y nombrados por los miembros de la iglesia, llevan a cabo su oficio de modo colegiado. Otra instancia de servicio, es el Diaconado, que desarrolla en armonía con el concejo de Ancianos, las actividades que en cada una de sus respectivas áreas les encomienda la iglesia.

Todos los miembros de la iglesia deben involucrarse en el servicio, tanto dentro de la comunidad como en la ayuda a nuestros semejantes, entendiendo que el Espíritu Santo dota a cada uno de los creyentes con uno o varios dones, como medio de hacer presente y efectivo el Reino de Dios en nuestro mundo.

Efesios 4:1-10; Mateo 16:18, 28:18-20; Hechos 13:1-4, 14:26-27, 16:5, 20:28; 1 Timoteo 3:1-14; Tito 1:5-9; Romanos 12:6-8; 1 Co. 12:4-10 y 28-30; Ef. 4:11-16; 1 Pedro 4:10:11.

DONES ESPIRITUALES

Todos los cristianos poseemos dones espirituales administrados por el Espíritu Santo para el servicio en la iglesia local. En la Biblia encontramos dos clases de dones.

No operativos en la actualidad (o también llamados confirmatorios, fundacionales o espectaculares). Fueron impartidos en el nacimiento de la Iglesia para la confirmación de los apóstoles y los primeros cristianos. Habiendo sido completada la revelación del Nuevo Testamento, los mismos ya no son necesarios. Dentro de estos dones citamos: sanidad, hablar e interpretar lenguas, realizar señales milagrosas, profecía, apostolado, palabra de ciencia, discernimiento de espíritu.

Operativos en la actualidad. A través de la Biblia se entiende que estos son permanentes y para edificación de la Iglesia en todos los tiempos. Dentro de estos dones citamos: pastor, maestro, evangelista, ayudas, misericordia, administrar, exhortar, repartir.

1 Corintios 12, 13, 14; Romanos 11:3-8; Efesios 4:7-6; Hebreos 2:3-4; 1 Pedro 4:10

ASPECTO ESCATOLÓGICO

EL ARREBATAMIENTO

El Arrebatamiento es el acontecimiento esperado por la Iglesia. Es el gran desencadenante de las profecías que quedan por cumplirse. Jesús llamará a su iglesia desde las nubes y allí comenzarán dos eventos seguidos conocidos como «el Tribunal de Cristo» y «las Bodas del Cordero». En el primero serán juzgadas las obras de todos los cristianos. En el segundo será la fiesta de casamiento de Jesús con su amada iglesia. Mientras tanto, el mundo atravesará un período de dolor y sufrimiento conocido como la tribulación y la gran tribulación que durará siete años. Para evitar el sufrimiento de los hijos de Dios, la iglesia será quitada del mundo en un abrir y cerrar de ojos, siendo así protegida. Nadie puede saber ni el día ni la hora.

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

La Segunda Venida de Cristo será de una manera personal, visible, en poder y gloria, sobre el Monte de los Olivos, junto a sus santos redimidos que conforman la Iglesia, y los santos de la antigüedad. Cristo destruirá al anticristo y salvará a los judíos de la destrucción, atando a Satanás que inspiraba la rebelión, por mil años.

En este período, conocido como milenio, los cristianos, los santos de la antigüedad, los judíos del remanente, los redimidos israelitas de los cuatro confines y los santos gentiles salvos en la Gran Tribulación (estos últimos mediante un testimonio que les causará la muerte, y que resucitarán para ese momento), entrarán en el reposo, o sea en el Milenio.

EL JUICIO DEL GRAN TRONO BLANCO

Pasado el Milenio Satanás será suelto y se producirá la última rebelión. Todos serán juzgados en lo que se conoce como el Juicio del Gran Trono Blanco, y Cristo definitivamente lo enviará al fuego eterno junto a sus seguidores humanos, angelicales, el anticristo, el falso profeta y los ángeles encarcelados.

A partir de ese momento Cristo con su esposa, la Iglesia, comenzarán el reinado eterno en el que Dios enjugará toda lágrima, no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque Él hará nuevas todas las cosas.

Isaías 63:1-3; Zacarías 12:2; 14:1-4; Mateo 24:27-31; Juan 14:4; 1 Corintios 15:53; 2 Corintios 5:10; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 2 Tesalonicenses 1:7-9, 2:1-12; Hechos 1:11; 1 Juan 2:28; 2 Pedro 2:4; Judas 6; Apocalipsis 8-10, 19:17-21, 20:2-4.